Mientras el resto de España, centra su atención en el Día del Pilar, La Fiesta de la Hispanidad o Día de la Fiesta Nacional, desde Small World queremos dar relevancia a otro evento que se celebra también este día y tiene mucha importancia en otro lado del mundo: El Día del Niño en Brasil o Dia das crianças.
Aunque la ONU y muchos países celebran dicho día el 20 de noviembre (en conmemoración a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989), muchos países tienen su propia fecha.
En Brasil en la década de 1920, el diputado Galdino Valle Hijo tuvo la idea de crear Día del Niño. La Cámara lo aprobó y se hizo oficial el 12 de octubre como el Día del Niño por el presidente Arthur Bernardes, a través de un Decreto en 1924.
A partir de este día la fecha tiene que estar marcada por la entrega de regalos a niños especialmente juguetes. De hecho este día es importante para el comercio de juguetes en Brasil por el aumento de sus ventas. No obstante no siempre fue así. Entre los años veinte y mediados de los años cincuenta, el Día del Niño fue apenas celebrado en Brasil. Esta falta de interés del público comenzó a cambiar, sin embargo, después de que una compañía de juguetes creó una campaña de marketing para este día de fiesta llamada Semana Robusta del Bebé. A pesar del nombre, funcionó, y los minoristas decidieron invertir en campañas publicitarias para esa semana en octubre.
Pero además también hay un tercer significado para el 12 de octubre en Brasil. La mayoría de las escuelas y colegios toman toda la semana libre por lo que adolescentes y adultos jóvenes cogen estas vacaciones como una oportunidad para viajar con amigos a la playa en lo que podría ser considerado una versión brasileña de las vacaciones de primavera.
Este día se supone que es un día alegre y divertido para los niños. Pero también es un día que trae a la luz muchas cuestiones relativas a los niños en Brasil. Hace más de dos décadas, ocurrió lo que iba a ser la peor matanza de niños de Brasil. A las puertas de la iglesia Candelaria, en Río de Janeiro, la policía abrió fuego contra 60 niños durmiendo al aire libre esa noche del 23 de julio. Ocho niños murieron. Una de las personas cercanas al evento, la activista social Yvonne Bezzera de Mello, dijo al periodista de Al Jazeera, Jo Griffin, que durante los últimos 30 años 176.000 niños han sido asesinados por policías y milicianos o en casos relacionados con drogas.
El balance de Brasil en materia de los derechos humanos ha mejorado bastante en muchos aspectos desde el fin del régimen militar. A pesar de todo, la situación de los niños está lejos de ser ideal. A menudo, deben enfrentarse a crueles dificultades que les impide crecer en condiciones estables y apacibles.
